Hoy lunes día 11 se inaugura la feria de Abril 2016. Vaya por delante que el divertirse no está reñido con el saber respetar el espacio, el tiempo de los caballistas y carruajes por el Real de la Feria y, sobre todo, el controlar las ingestas de todo tipo de manjares y bebidas para «calentar» las voces y echar hacia abajo el polvo del albero. Día muy ventoso y con algo de lluvia. Pero ¿qué le vamos a hacer? Como le decía a mi padre cuando me preguntaba eso de…¿niño, con la que está cayendo vas a salir? Yo le respondía, papá afortunadamente lo de quedarse en la «cueva» se superó gracias al paraguas y al chubasquero.
Lo que os voy a narrar hoy es un caso de los que podría investigar Iker Jiménez. Así que bienvenidos a la nave del misterio, que podría ser aunque no es el nombre de ninguna de las casetas de las más de mil que están en el recinto ferial.
Ocurrió en la calle Ignacio Sánchez Mejías durante «el toque de queda». Cuando ya son las tres am, se echa el cierre de las casetas quedando todo despoblado, salvo por los vigilantes de seguridad quienes velan por la salvaguarda del interior de cada módulo privado. Pues bien, en esta calle ya mencionada uno de los vigilantes de seguridad, quién hacía su ronda de vigilancia (valga la redundancia y si no vale me llevo el Escatérgorix) tenía una serie de casetas privadas ya echadas el toldo y en una de ellas, mientras terminaba, escucha ruido en su interior concretamente procedente del fondo de la misma, donde está la barra con su servicio de bar. Este buen hombre acude y ve allí de pie apoyado a un señor bastante ya «desarbolao», más que nada por la hora que era. Lo más extraño es que iba vestido de corto con un traje negro azabache y con un clavel rojo reventón en la solapa, con el sombrero de ala ancha puesto o mejor dicho colocao tipo cow-boy porque iba bastante perjudicado por el abuso de la ingesta de alcohol. Debo aclarar que este tipo de vestimenta todo el mundo sabe que es la típica de los caballistas, quienes abandonan el Real antes de las siete pm para que la feria sea transitada por todo el pueblo que la camina sin riesgo alguno para su integridad física y ya se podrán imaginar el por qué. No digo yo que hay más de un «jartible» que hasta que la policía no lo saca del Real, éste seguiría mientras tenga «gasolina» el tanque-ray. Siguiendo con el relato el vigilante se da media vuelta, sale y comprueba que el toldo estaba bien echado y que al ser una caseta con la misma entrada que salida, se pregunta ¿este gachó por dónde ha entrado? Vuelve al fondo de la caseta y no encuentra ni rastro de él.
Se repite la misma situación durante las dos noches siguientes a la noche de autos. La misma escena con el mismo traje, el clavel rojo reventón en solapa, el sombrero y la copita de fino de Jerez, que no diré que era La Ina para evitar problemas. Pero esta vez al verlo le pregunta quién es, por qué ni saluda al entrar y sobre todo por qué está a esas horas aún en la caseta bebiendo el vino de los socios. Antes de echarle el «guante» la respuesta le dejó bastante frío, le dijo: «tengo más derecho a estar aquí que cualquiera de los socios que forman esta caseta». El Vigilante de seguridad se quedó petrificado y pensativo, «mejor ni me meto no vaya a ser que sea alguien que me la pueda liar» se dijo así mismo y volvió a comprobar por dónde diablos habría entrado este hombre. Cuando hizo las comprobaciones oportunas volvió al fondo de la caseta y de nuevo allí solo quedó el aire.
La cuarta noche de feria el vigilante comenta a uno de los socios miembro de la junta directiva lo que ocurre cada noche, más que nada porque si echan en falta bebida no creyesen que era por su culpa. El socio le responde que esa misma noche tienen una cena todos los socios y entre ellos estará el presidente, quien quizá sepa más sobre el misterioso «gorrón» y le anima a que se se lo comente.
Así lo hace y antes de que terminen de cenar aborda al presidente dándole detalles de la descripción del personaje. A medida que le va narrando detalles como, que su edad rondaría los cincuenta, su vestimenta siempre de corto y negro azabache, al igual que su cabello y que sólo bebía vino fino, algo muy extraño para que el cuerpo no te mande para casa antes de tiempo, al presidente se le iba cambiando el gesto, tornando casi el color de su cara al blanco de la cal de Morón. Una vez terminado de escuchar a nuestro vigilante y farfullando para sí: » no puede ser, no puede ser, ¿Cómo es posible?» se saca de la cartera una foto en la que está el presidente, el vicepresidente y otra persona más, y le pregunta si el que había visto estaba en la foto. Dijo que sí apuntando de forma reiterada mientras decía, éste, éste es quién cada noche veo. El presidente se tuvo que sentar y le dice que es imposible porque en un accidente de tráfico falleció hace más de década y media justo en feria, mientras volvía a su casa.
Así que el presidente tras indagar más sobre este tema paranormal trama un plan, decide quedarse con el vigilante tras el toque de queda a ver que pasa esta vez.
A las cuatro y media am ocurre lo mismo, escuchan ruidos, se dirigen al fondo de la caseta y no ven a nadie, sin embargo observan que en el mostrador de la barra hay depositados con cuidado ciertos objetos, ¿no lo adivinan?. Un clavel rojo reventón, una copa de vino fino con su justa medida, la botella de vino fino y un sombrero de ala ancha negro.
Desde entonces en cada feria de Abril se le rinde homenaje a este socio que perdió la vida en un accidente de tráfico mientras volvía de la feria.
Debo decir que el espacio que ocupa el Real de la Feria, llamado prado de San Agustín, fue un lugar utilizado como quemadero de la Inquisición, junto al patíbulo situado donde ahora está la estatua del Cid Campeador cerca de la ubicación antigua de la feria; prado de San Sebastián. Uno de los patíbulos en el prado de San Agustín se ubicaba en la zona de Tablada que recibe su nombre por los tablazones de madera con lo que se hacían. Sobre todo durante el S. XVII se decía que las almas en pena tras su ejecución, seguían sin encontrar descanso y se manifestaban por allí. ¿Se acuerdan de la manifestación masiva del 15 M? Pues muchos más estarían sin encontrar «descanso eterno»
Para terminar algo de historia; no sólo por la inquisición Tablada es bien conocida sino también por ser escenario de batallas, como la que sucedió entre vikingos y musulmanes, antes que los cristianos y musulmanes «dirimieran» sus diferencias en esa zona, acabando en la Reconquista de la ciudad de Sevilla en el S. XIII por la cristiandad.
Seamos buenos «cristianos» y dispongámonos a disfrutar de esta feria 2016 que se inaugura esta noche y cuidado con los «fantasmas», en este caso no me refiero a los espectrales.